La Navidad es más que comer lechón, beber pitorro, cantar aguinaldos y regalar a cada uno de tus hermanos, hermanas, sobrinos, primos y amistades hasta que no quede nada de ti. Resulta que el tiempo en el que manifestamos lo que percibimos como las máximas expresiones culturales de la puertorriqueñidad ha sido fríamente calculado por el aparato ideológico muñocista de mitad de siglo XX. Gabriela Muñiz nos explica cómo se orquestó nuestro imaginario navideño.