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Nuestro hogar es el espacio donde existimos, nos complementamos para dar el salto juntos, hacia el precipicio de modorra y aburrimiento a que nos condena la vida. Nuestro hogar, sirve para aparcar sentimientos sobre un sofá de pelambre suave de gato, a desenroscar la cola alegre de nuestro perro. Salimos, volvemos a entrar y nos arrullamos, en nuestra cueva inhóspita de rencores y extravíos, llena de desacuerdos que armonizan lo individual, porque en la manera de ser de cada uno, esta la sal que nutre, el oleaje febril de un océano de lagrimas o sonrisas. Hogar mínimo, con un cuarto para los sueños cortos, una sala para agotar encuentros con la envidia y una cocina para sazonar deliciosas amistades; en eso se basa la relación conyugal de dos entes tan dispares como nosotros, que se atan y aprisionan a las emociones, con o sin derecho legal, mientras en el comedor departe el hambre con la gula. Nuestro hogar, es un palacio de augurios infinitos, donde las mariposas vuelan de flor en flor, recolectando el polen de la calidez, para la colmena donde se cuece, la miel que endulza nuestras agonías.
By Bolívar MejíaNuestro hogar es el espacio donde existimos, nos complementamos para dar el salto juntos, hacia el precipicio de modorra y aburrimiento a que nos condena la vida. Nuestro hogar, sirve para aparcar sentimientos sobre un sofá de pelambre suave de gato, a desenroscar la cola alegre de nuestro perro. Salimos, volvemos a entrar y nos arrullamos, en nuestra cueva inhóspita de rencores y extravíos, llena de desacuerdos que armonizan lo individual, porque en la manera de ser de cada uno, esta la sal que nutre, el oleaje febril de un océano de lagrimas o sonrisas. Hogar mínimo, con un cuarto para los sueños cortos, una sala para agotar encuentros con la envidia y una cocina para sazonar deliciosas amistades; en eso se basa la relación conyugal de dos entes tan dispares como nosotros, que se atan y aprisionan a las emociones, con o sin derecho legal, mientras en el comedor departe el hambre con la gula. Nuestro hogar, es un palacio de augurios infinitos, donde las mariposas vuelan de flor en flor, recolectando el polen de la calidez, para la colmena donde se cuece, la miel que endulza nuestras agonías.