Números 11: ¡Cuidado con las malas influencias!
Numeros 11:1-20:
1 Aconteció que el pueblo se quejó amargamente a oídos del SEÑOR. Lo oyó el SEÑOR, y se encendió su furor; y un fuego del SEÑOR ardió contra ellos y consumió un extremo del campamento. 2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró al SEÑOR; y el fuego se extinguió. 3 Y llamó a aquel lugar Taberad, porque el fuego del SEÑOR ardió contra ellos.
4 Entonces el populacho que había entre ellos se dejó llevar por la gula. Y también los hijos de Israel volvieron a llorar diciendo: —¡Quién nos diera de comer carne! 5 Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos. 6 Pero ahora nuestro apetito se reseca, ya que no hay ante nuestros ojos más que el maná.
7 El maná era como la semilla del cilantro, y su aspecto era como el de la resina. 8 El pueblo se dispersaba para recogerlo, y lo molían en molinos de piedra o lo trituraban en morteros. Lo cocinaban en ollas y hacían de ello tortas que tenían sabor de tortas cocidas con aceite. 9 Cuando el rocío descendía de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.
10 Moisés oyó al pueblo que lloraba, de familia en familia, cada una a la entrada de su tienda, y el furor del SEÑOR se encendió en gran manera. También a Moisés le pareció mal, 11 y Moisés dijo al SEÑOR:
—¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia ante tus ojos, para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 12 ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Acaso yo lo engendré, para que me digas: “Como una nodriza lleva a un bebé, llévalo en tu seno a la tierra que juré dar a sus padres”? 13 ¿De dónde he de sacar yo carne para dar de comer a todo este pueblo, que llora ante mí diciendo: “Danos carne para que comamos”?
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Aquí veremos una gran lección acerca del peligro de las influencias.
En este tiempo donde existen personajes llamados "influenciadores" que por medio de la internet hacen y dicen cosas para transmitir una idea o un mensaje, sea comercial, político o cultural, ellos dedican su tiempo de forma efectiva para que sus seguidores adquieran y adopten su mensaje y lo pongan en práctica en sus vidas.
En el desierto, había un grupo de gente extranjera de otras naciones con un corazón malo, sin temor de Dios, que solo estaban entre el pueblo para aprovecharse del alimento que ellos recibían, también incitaron a todo el pueblo a quejarse delante de Dios y murmurar en contra de Moisés, su líder, comenzando una rebelión.
Ellos habían olvidado el castigo que Dios trajo anteriormente por haberse quejado porque retaron la voluntad de Dios otra vez, quejándose de la provisión de Dios, y anhelando comer carne y otros alimentos. Ellos influenciaron al pueblo a desanimarse y comenzar a desear volver a su vida pasada en Egipto.
Dios les demostró que Él sí podía concederles comer carne, pero que esto les iba a traer consecuencias negativas. Cuando Dios les envió codornices para comer, comieron tanto que les causó dolor y muchos murieron.
Espero que esta lección nos enseñe el peligro de asociarnos con personas que no comparten nuestras mismas convicciones, que son vividores, que nunca están satisfechos con lo que tienen y se mantienen quejándose, que desaniman con sus comentarios negativos, que no ejercitan su fe sino que viven lamentándose y culpando a Dios de sus miserias, que no son optimistas y no ocultan su amargura e intentan contagiar a otros con su pesimismo.
¡Aléjate de ellos! Lastimosamente podría ser algún conocido o amigo de la infancia que tu has estado intentando ayudar por mucho tiempo y ves que no quieren salir de ese pozo oscuro, y lo único que hacen es perturbar tu alma con sus comentarios, que quieren arrastrarte ahí con su forma deprimente de ver la vida, y que jamás están satisfechos y agradecidos, son...