Notas en Español e inglés 👇

Números 24: El espíritu de Balaam.

Números 24:1-13:
Cuando Balaam vio que al SEÑOR le parecía bien que bendijera a Israel, no fue como las otras veces en busca de encantamientos, sino que afirmó su rostro hacia el desierto. Balaam alzó sus ojos y vio a Israel acampado según sus tribus, y el Espíritu de Dios vino sobre él. Entonces pronunció su profecía y dijo: “Dice Balaam hijo de Beor, dice el hombre cuyo ojo es perfecto; dice el que escucha los dichos de Dios, el que ve visión del Todopoderoso, caído, pero con los ojos abiertos: “¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob; tus moradas, oh Israel!
Se extienden como vegas, como huertos junto al río, como áloes plantados por el SEÑOR, como cedros junto a las aguas. El agua correrá de sus baldes; su simiente tendrá agua en abundancia. Su rey será más grande que Agag; su reino será enaltecido. “Dios, que lo ha sacado de Egipto, es para él como los cuernos de un toro salvaje. Devorará a las naciones enemigas; desmenuzará sus huesos y las destrozará con sus flechas. Se agacha y se echa cual león; y como leona, ¿quién lo despertará? ¡Benditos sean los que te bendigan, y malditos los que te maldigan!”.
Entonces se encendió el furor de Balac contra Balaam, y dando palmadas Balac dijo a Balaam: —¡Yo te he llamado para que maldigas a mis enemigos, y he aquí tú los has colmado de bendiciones estas tres veces! ¡Ahora lárgate a tu lugar! Yo dije que te llenaría de honores, pero he aquí el SEÑOR te ha privado de honores.
Y Balaam respondió a Balac: —¿Acaso no hablé yo a tus mensajeros que me enviaste, diciendo: “Aunque Balac me diera su casa llena de plata y de oro, yo no podría transgredir el mandato del SEÑOR, para hacer cosa alguna, buena ni mala, por mi propia voluntad, y que solo lo que el SEÑOR dijera, eso diría yo”?
---------------------------------------

En este capítulo vemos la tercera y cuarta bendición con la que Balaam se vio obligado por Dios a bendecir a su pueblo, a pesar de que Balac, el rey de Madián, estaba allí presente, ofreciendo 7 sacrificios sobre 7 altares con el intento de maldecir al pueblo.

Balaam era un hombre que conocía la voz de Dios pero a la vez usaba su autoridad espiritual para hacer conjuros por dinero y posición.
Esta vez, Dios usó a un hombre que tenía maldad en su corazón para afirmar por medio de la profecía que Israel era su pueblo y que se levantaría como una nación poderosa.

Aquí vemos varias lecciones: Dios no cambia de parecer cuando de bendecir a sus hijos se trata. Ni las riquezas de Balac ni la avaricia del Balaam pudieron producir maldición.
Ellos pensaron que cambiando de posición en el terreno y ofreciendo sacrificios, Dios cambiaría de parecer y le permitiría a Balaam maldecir al pueblo pero, al final, Dios fue firme con lo que ya había decidido en no permitir que su pueblo fuera maldecido.
También, vemos que no se puede servir a Dios por conveniencia ni tampoco servir a la maldad. Balaam quería usar los dones de Dios para enriquecerse y quería usar el nombre de Dios para enviar maldición, pero Dios es un Dios santo y no le concedió el deseo de su corazón, pues era un deseo malo y egoísta.

Como líderes en nuestro hogar, guardemos nuestro corazón del espíritu de Balaam, que, después de que hayamos conocido la verdad de Dios, no nos desviemos del camino de salvación y no nos dejemos arrastrar por la avaricia, el orgullo y la locura.
Como nos lo advirtió el apóstol Pedro en 2 Pedro 2:14-17: “Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables para el pecado. Seducen a las almas inconstantes. Tienen el corazón ejercitado para la avaricia. Son hijos de maldición. Abandonando el camino recto se extraviaron al seguir el camino de Balaam hijo de Beor, quien amó el pago de la injusticia y fue reprendido por su iniquidad. ¡Una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, frenó la locura del...