Números 34: Orden y Liderazgo.
Números 34:13-18 RVA2015:
Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel, diciendo: “Esta es la tierra que heredarán por sorteo, la cual el SEÑOR ha mandado dar a las nueve tribus y a la media tribu. Porque ya habían tomado su heredad la tribu de los hijos de Rubén según sus casas paternas, la tribu de los hijos de Gad según sus casas paternas, y la media tribu de Manasés. Las dos tribus y media tomaron su heredad al otro lado del Jordán, frente a Jericó, hacia el oriente, hacia la salida del sol”. El SEÑOR habló a Moisés diciendo: “Estos son los nombres de los hombres que les darán la tierra en posesión: El sacerdote Eleazar y Josué hijo de Nun. Tomarán también un dirigente de cada tribu para dar la tierra en posesión.
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En el capítulo de hoy miramos que está dividido en dos partes. La primera parte explica con detalle las fronteras de la nueva tierra que Dios le daba al pueblo de Israel. Les estaba determinando con exactitud lo que les iba a corresponder a ellos para que entendieran los territorios que debían conquistar y cuáles no debían conquistar.
En la segunda parte vemos que Dios les ordena, por medio de Moisés, establecer líderes que debían recibir estas tierras y quiénes serían los encargados de repartir las tierras, que en este caso es Josué y el sacerdote Eleazar. Además, debían elegir el príncipe o líder principal de cada tribu. Por ejemplo Caleb sería el líder de la tribu de Judá que repartiría el territorio entre los clanes y familias de Judá.
Todo esto ocurrió antes de que Moisés muriera. Esto le traería mucha paz a Moisés antes de partir de este mundo, ya que sabía quién sería el líder que lo reemplazaría que era Josué, y también estableció el sacerdote que reemplazó a Aarón que era su hijo Eleazar. El saber que el pueblo estaba listo y organizado para entrar, repartir y administrar la tierra prometida, le daba a entender que era un pueblo que había crecido y madurado, y esto evitaría caos y desorden entre ellos.
Esta es una gran lección para cada uno de nosotros para que en nuestros hogares manejemos los intereses del hogar de manera sabia.
Si Dios te ha dado algunas posesiones materiales como una empresa, una casa o terrenos, todo esto debería ponerse en orden por escrito y previamente dialogado, preparado para el día que tú faltes en el hogar.
Hay familias que han quedado divididas, confundidas y hasta separadas porque el padre falleció y no dejó en claro quién sería su sucesor en la empresa o quién sería el heredero de su casa, de sus pertenencias. Después quedan los hijos peleando en las cortes entre ellos mismos porque sus padres no aclararon qué se debería hacer con sus pertenencias terrenales.
Así no sean una familia que tenga muchas cosas en abundancia, sí debería de organizarse bien, si tienen ahorros o inversiones o cuentas bancarias, por si llega la calamidad a la casa por medio de un accidente fatal o una enfermedad que te impida administrar por un tiempo los asuntos del hogar, los negocios y las cuentas.
Nuestra confianza está en el Señor, y sabemos que vamos a pasar toda la eternidad con el Señor, pero mientras vivamos sobre esta tierra, debemos mantener un orden en la familia acerca de las finanzas, de las propiedades y las herencias para que todo funcione sin problemas ni contratiempos, preparándose para el porvenir y poniendo en claro las funciones de cada uno de los miembros del hogar.
Aun en el área ministerial existían ministerios hermosos que tristemente no pudieron seguir porque el pastor fundador no preparó quién sería su sucesor; cuándo falleció o por alguna razón tuvo que apartarse del ministerio, la iglesia no estaba preparada para ese cambio de liderazgo.
Es cierto que nuestra confianza está en el Señor y nuestra vida le pertenece a Él pero eso no es excusa de que no usemos el sentido común, la prudencia y la...