Números 36: Compartiendo convicciones de fe similares.
Números 36:5-13 RVA2015:
Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel, conforme al mandato del SEÑOR, diciendo: —La tribu de los hijos de José tiene razón en lo que dice. Esto es lo que ha mandado el SEÑOR acerca de las hijas de Zelofejad, diciendo: “Cásense con quienes ellas quieran; solo que se casen dentro del clan de la tribu de su padre. Así la heredad de los hijos de Israel no pasará de tribu en tribu, porque cada uno de los hijos de Israel se mantendrá ligado a la heredad de la tribu de sus padres. Cualquier hija que posea una heredad en alguna de las tribus de los hijos de Israel deberá casarse con alguno del clan de la tribu de su padre, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres. Así la heredad no pasará de una tribu a otra, porque cada una de las tribus de los hijos de Israel se mantendrá ligada a su heredad”. Entonces las hijas de Zelofejad hicieron conforme a lo que el SEÑOR había mandado a Moisés. Majla, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofejad, se casaron con los hijos de sus tíos. Se casaron dentro de los clanes de los hijos de Manasés hijo de José. De esta manera, su heredad quedó en la tribu del clan de su padre. Estos son los mandamientos y decretos que el SEÑOR mandó a los hijos de Israel por medio de Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
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Cuando Moisés estaba explicando cómo sería el sorteo de las tierras que serían repartidas por familias. En el capítulo 27, las hijas de Zelofehad presentaron su caso delante de Dios para que Dios les concediera tierras a ellas porque su padre no había tenido hijos varones; ellas querían que el nombre de su padre no fuera olvidado en Israel. Dios escuchó su petición y ordenó que se le dieran tierras a ellas. Pero apareció otro problema, si ellas se casaban con un israelita de otras tribus, estas tierras pasarían a la otra tribu, y la tribu de Manasés perdería la herencia.
En este capítulo Dios escuchó el reclamo de la tribu de Manasés ante este problema. La solución que Dios les dio es una orden a las hijas de Zelofehad; ellas debían casarse solamente con hombres de su propia tribu; de esa manera retenían su herencia en su tribu.
Esta es una lección que todos los solteros deben tomar. A la hora de escoger una pareja para vivir juntos toda la vida, es necesario examinar muchas áreas: la forma de pensar, de actuar, sus costumbres, su forma de vivir y sus propias convicciones.
Es normal que una pareja tenga diferencias y también cosas en común. Tal vez les va a gustar la misma forma de tomar café o practicar un deporte. O lo contrario, a uno le gusta levantarse temprano y al otro le gusta acostarse tarde.
Todas esas similitudes y diferencias hay que conocerlas y entenderlas para que no hayan inconvenientes cuando se casen y se encuentren con muchas sorpresas que pudieron haber conocido en el noviazgo.
De todas maneras, en el matrimonio se deben trabajar muchas áreas para poder compaginar y ser tolerantes con su pareja para poder convivir en paz y prosperar juntos a pesar de las diferencias.
Lo que sí debería establecerse como un requisito importante es saber cuáles son las convicciones en la fe de cada uno. Es importante que cada uno comparta las convicciones espirituales, la forma en que adora a Dios, la forma en que sirve a Dios, si se quiere involucrar en el servicio a Dios; conocer qué cosas tienen en común o no en cuanto a puntos doctrinales, convicciones y principios morales.
2 Corintios 6:14 dice: “No se unan en yugo desigual con los no creyentes. Porque ¿qué compañerismo tiene la rectitud con el desorden? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?”
Existen casos donde uno de los dos comienza a buscar de Dios y entra al Camino de salvación, y después su pareja también comienza a buscar de Dios y los dos...