Lo sustancial en nosotros nunca ha dejado de estar presente. Únicamente parecía no estarlo porque la mente se distraía de lo evidente dándole significado a lo nimio y simulado, a lo contradictorio y en aparente conflicto. Y, el querer ganar en semejante lid, acarrea irremediablemente la sensación de pérdida, la desesperación de lo inalcanzable y la confusión de lo incongruente. No busques, pues, deleites ni autoflagelaciones, mira el presente con mirada limpia y consciente, puesto que lo que ES, la plenitud de lo santo, la Divina Unicidad que nos alienta y sustenta, trasciende semejante dinámica.