ORACIONES EN EL SALON DEL TRONO
18 DE FEBRERO
UN OÍDO QUE ESCUCHA
Cuando abres mis oídos y me hablas, me convierto en tu siervo dispuesto, en tu prisionero de amor de por vida.
SALMO 40:6
Amado Señor, hoy estoy escuchando tu voz. Abre los oídos de mi corazón para que pueda oírte hablar con claridad. Habla a lo más profundo de mi alma, no sólo a la superficie de mi vida. Tu Palabra viva infunda vigor en los lugares cansados. Resucitas la vida con una sola palabra hablada. No hay nada que no puedas hacer con tu poder milagroso. Habla, Señor, que tu siervo escucha. Dame una comprensión más profunda de tus caminos y tu corazón, y maravillosas revelaciones de tu naturaleza mientras conversas conmigo. Tu Espíritu tiene comunión con mi espíritu, y en este santo intercambio encuentro valor, paz y gozo. Me quedo más tiempo cuando me hablas, porque traes vida a lo más profundo de mí. El desánimo queda desplazado en tu presencia, porque he encontrado la verdadera pertenencia aquí en ti. Háblame profundamente y muéstrame las gloriosas maravillas de tu amor de maneras nuevas y frescas. No hay nadie más como tú. Eres incomparable en esplendor y en amor leal. Amén