La televisión como industria ha generado opiniones contradictorias. Se le ha calificado como un medio enajenante y una de las razones es que la información es procesada a favor de los intereses de la empresa y el gobierno. Esto es de vital importancia porque la delimitación de contenidos implica determinar la agenda social: de qué habla la sociedad, sus usos y costumbres. También hay quienes consideran que es un medio de comunicación que debido a su influencia, si se explota adecuadamente el potencial que tiene puede redundar en un beneficio para la población. Y que cuando se juzga de modo tan radical, no se toma en cuenta que hay núcleos sociales que están formados y/o informados y al ignorar esta realidad no se incluyen las “creencias previas”.