Llegamos hasta aquí guiados por el Espíritu Santo, quien nos apoya y bendice por este camino. Si algo se presenta más, Él estará ahí para deshacerlo.
Tenemos la certeza de encontrar un sólo propósito: la Paz; y de que el Amor de Dios nos acompaña.

Este velo que hemos puesto está listo para descorrerlo y encontrar la verdad y la senda que nos conduce a Dios. Mirémoslo cara a cara sin temor en este Instante Santo y hagámoslo con fe y seguridad de que el Hijo de Dios es guiado en certeza y amor.

Reconozcamos todo el significado a esta jornada tan importante que hemos emprendido, gracias por haberlo hecho juntos y este sentido que le hemos dado le repercute a todo nuestro entorno y a nosotros mismos de una manera amorosa para ver cuán lejos hemos llegado. La Paz es inevitable y sobrepasa todo entendimiento.

Veamos a descorrer ese velo que creíamos era tan imposible, a sentir cuánta liberación podemos percibir y cuánta Paz hay para nosotros, pues la merecemos. Ahora podemos elegir de nuevo momento a momento para regresar en cualquier instante, sólo es nuestra decisión.
De la mano de nuestro hermano recorramos este camino lleno de certezas y alegrías y demos Gracias por todo lo que hemos encontrado y cuán lejos hemos llegado, de qué nos hemos liberado, y cuán agradecidos por la luz que ahora vemos, y el amor que nos acoge.

¡DEMOS GRACIAS!