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En este estremecedor episodio de Pasajes del Terror, Juan Antonio Cebrián nos sumerge en la mente retorcida y oscura de Jeffrey Dahmer, un asesino en serie estadounidense cuya trayectoria delictiva entre 1978 y 1991 sacudió a la opinión pública por su crueldad, sadismo y rituales necrofílicos. Dahmer, retraído desde niño, creció entre el abandono emocional de sus padres, el aislamiento social y una obsesión enfermiza por la anatomía. Su fascinación por los huesos, la muerte y la inmovilidad corporal fue el germen de una espiral de crímenes que dejó al menos 17 víctimas, en su mayoría jóvenes homosexuales, afroamericanos y asiáticos.
Desde temprana edad, Dahmer experimentaba con animales muertos, disecándolos y blanqueando sus restos. Con el tiempo, trasladó esa compulsión al terreno humano. En su búsqueda de compañía absoluta, desarrolló una macabra necesidad de inmovilizar a sus víctimas, llegando incluso a perforar sus cráneos e inyectar ácido para convertirlos en zombis obedientes.
La historia de sus crímenes es un catálogo de horrores: estrangulamientos, necrofilia, canibalismo, profanaciones, fotografía meticulosa de cadáveres y una colección de restos humanos que incluía siete cráneos, órganos en frascos y un altar de huesos y genitales. La voz narrativa de Cebrián, entre el asombro y el análisis, nos guía por los detalles del caso: la infancia marcada por una operación traumática, los primeros asesinatos en casa de su abuela, el apartamento de la calle 213 donde construyó su "santuario del horror", y su caída final, cuando una víctima logró escapar y alertar a la policía. Al ser detenido en julio de 1991, el espanto de los agentes ante las pruebas físicas y las confesiones detalladas de Dahmer se convirtió en un símbolo del mal absoluto. Su historia estremeció tanto a la sociedad estadounidense que incluso sus vecinos dispararon contra la fachada del edificio donde vivía.
Dahmer fue condenado a 15 cadenas perpetuas por sus crímenes, pero apenas cumplió dos años en prisión: en 1994, un compañero de celda lo asesinó a golpes. Su caso se convirtió en paradigma del asesino sin empatía, del depredador que busca el control total sobre el cuerpo y la voluntad del otro. Su legado es uno de los más oscuros del siglo XX y sigue despertando un macabro interés en criminólogos, psiquiatras y en la cultura popular. En este episodio, se ofrece una de las reconstrucciones más lúcidas y aterradoras del monstruo de Milwaukee.
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By OndaCeroEn este estremecedor episodio de Pasajes del Terror, Juan Antonio Cebrián nos sumerge en la mente retorcida y oscura de Jeffrey Dahmer, un asesino en serie estadounidense cuya trayectoria delictiva entre 1978 y 1991 sacudió a la opinión pública por su crueldad, sadismo y rituales necrofílicos. Dahmer, retraído desde niño, creció entre el abandono emocional de sus padres, el aislamiento social y una obsesión enfermiza por la anatomía. Su fascinación por los huesos, la muerte y la inmovilidad corporal fue el germen de una espiral de crímenes que dejó al menos 17 víctimas, en su mayoría jóvenes homosexuales, afroamericanos y asiáticos.
Desde temprana edad, Dahmer experimentaba con animales muertos, disecándolos y blanqueando sus restos. Con el tiempo, trasladó esa compulsión al terreno humano. En su búsqueda de compañía absoluta, desarrolló una macabra necesidad de inmovilizar a sus víctimas, llegando incluso a perforar sus cráneos e inyectar ácido para convertirlos en zombis obedientes.
La historia de sus crímenes es un catálogo de horrores: estrangulamientos, necrofilia, canibalismo, profanaciones, fotografía meticulosa de cadáveres y una colección de restos humanos que incluía siete cráneos, órganos en frascos y un altar de huesos y genitales. La voz narrativa de Cebrián, entre el asombro y el análisis, nos guía por los detalles del caso: la infancia marcada por una operación traumática, los primeros asesinatos en casa de su abuela, el apartamento de la calle 213 donde construyó su "santuario del horror", y su caída final, cuando una víctima logró escapar y alertar a la policía. Al ser detenido en julio de 1991, el espanto de los agentes ante las pruebas físicas y las confesiones detalladas de Dahmer se convirtió en un símbolo del mal absoluto. Su historia estremeció tanto a la sociedad estadounidense que incluso sus vecinos dispararon contra la fachada del edificio donde vivía.
Dahmer fue condenado a 15 cadenas perpetuas por sus crímenes, pero apenas cumplió dos años en prisión: en 1994, un compañero de celda lo asesinó a golpes. Su caso se convirtió en paradigma del asesino sin empatía, del depredador que busca el control total sobre el cuerpo y la voluntad del otro. Su legado es uno de los más oscuros del siglo XX y sigue despertando un macabro interés en criminólogos, psiquiatras y en la cultura popular. En este episodio, se ofrece una de las reconstrucciones más lúcidas y aterradoras del monstruo de Milwaukee.
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