10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. 11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. 12 Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. 13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.

Isaías 41:10-13

Efectivamente no estás solo. Muchas veces las circunstancias y las dificultades diarias podría hacerte sentir y creer que estás solo pero la verdad es que no estás solo. Dios está contigo.

En medio de situaciones difíciles es muy fácil olvidar que el mismo Dios ha permitido que uno de sus nombres, nos recuerde el hecho de que siempre contamos con us compañía divina. Su nombre es Emanuel, Dios con nosotros.

Tal afirmación manifiesta su poderosa naturaleza expresada en su firme decisión de estar a nuestro lado en medio de cualquier circunstancia. En la porción bíblica del día de hoy, el profeta Isaías le recuerda a Israel que Dios está a su lado para sostenerle y ayudarle.

En el versículo 10 le dice, No Temas, Yo estoy contigo,No desmayes porque estoy contigo y lo hace prometiéndole fortaleza, ayuda, y sustento con su diestra de justicia.

Luego en los versículos 11y 12 les promete que derrotará por Israel los que contienden con ellos y en el 13 vuelve a animarles ordenándoles no temer por El está con ellos.

Notar si esto lo hizo Dios en tiempos de la Ley, cuanto más hace por nosotros en el tiempo de la gracia. Nunca olvidemos que el sacrificio de Jesucristo en la cruz nos elevó a un nivel mucho, más extraordinario de revelación de manifestación de Dios en nosotros.

Las mismas promesas de fortaleza que recibió son nuestras ahora y la condición para que se evidencien en nuestras vidas es la misma que en los tiempos de Israel. Obediencia, si mi amigo y amiga la obediencia provoca la sobrenaturalidad De Dios de forma natural y poderosa en nosotros.

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