Hijo de judíos alemanes fugados del exterminio nazi, Pedro Cahn estudió medicina por herencia de un tío pero fundamentalmente como agradecimiento a la Argentina por todo lo que le brindó a su familia. Volcado hacia la infectología, se topó –sin mayor fogueo por entonces- con un caso inusual en esos años 70: un enfermo de sida. El tiempo lo proyectó como una eminencia internacional en el tratamiento de ese flagelo. Cahn es jefe de infectología del hospital Fernández, presidente de la Fundación Huésped y docente. Un referente mundial.