Queremos que todo suceda y que se realice de la mejor manera, sin embargo cuando esto no pasa como queremos ni en el tiempo que queremos, empezamos a imaginar mil escenarios donde nada de lo que deseamos pasa y nos entra la preocupación y su gran amiga la angustia, que insiste en dominar nuestras acciones y nuestra forma de actuar en el mundo que nos rodea.