El verdadero perdón es tan interno y silencioso que incluso huye de los reflectores. Es como un reptil que en la oscuridad de su guarida se va quitando pedazos de piel, sin testigos ni fiestas.
El verdadero perdón es tan interno y silencioso que incluso huye de los reflectores. Es como un reptil que en la oscuridad de su guarida se va quitando pedazos de piel, sin testigos ni fiestas.