¡Qué satisfacción nos da poder caminar por la vida con fe! La fe nos da seguridad, certeza, convicción y una personalidad fuerte para encarar la vida desde un lugar diferente. Por eso pedimos más fe, clamamos por poder tener esa fe que mueve montañas y haga milagros extraordinarios. Es importante poder entender por dónde comienza y cómo se construye esa fe en el día a día. Podemos perfeccionar esa fe .El camino hacia esa perfección es a través de la acción. La fe no es un acto pasivo de esperar, sino es un acto activo que, poniéndola en práctica potencia y perfecciona nuestra fe.