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A veces con Dios puede que nos volvamos "pedigüeños", quizá porque muchas veces pedimos cosas que no son trascendentes, o quizá queremos tener el control de todo. Dios, como Padre y Dador, espera pacientemente a que nos acerquemos para pedir aquello que realmente vale la pena, aquello que puede transformar mi vida y lo de todos, lo que nos conduce más a la vida eterna. Pidamos con fe en que recibiremos, tal como lo dice Juan 16, 24.
A veces con Dios puede que nos volvamos "pedigüeños", quizá porque muchas veces pedimos cosas que no son trascendentes, o quizá queremos tener el control de todo. Dios, como Padre y Dador, espera pacientemente a que nos acerquemos para pedir aquello que realmente vale la pena, aquello que puede transformar mi vida y lo de todos, lo que nos conduce más a la vida eterna. Pidamos con fe en que recibiremos, tal como lo dice Juan 16, 24.