¡Cuántas veces he querido acabar con el bocazas que hay en mí! Lo cierto es que contener la boca es un ejercicio titánico. Más difícil que ponernos en forma, hacer dieta, levantarse pronto o cualquier otra empresa que queramos proponernos. Pero no podemos evitar esta lucha... La boca está atada a nuestra mente. Sus actos, son mis actos; su fruto está enraizado en mi corazón... ¿Qué puedo hacer con esta boca mía?