Lo que declaramos con nuestra boca en muchas oportunidades no condice con nuestro hacer. Existen ciertas contradicciones en nuestras acciones. Decimos una cosa y hacemos otra. ¡¡Cuántas veces escuchamos palabras como “soy un tipo honesto, jamás le robe nada a nadie”!! Pero, por otro lado, se quedan con un vuelto que no les pertenece o son deshonestos en sus actitudes frente a otros. De palabra se puede ser muy prolijo y bueno, pero en los hechos es más difícil. A Dios no le alcanzan nuestras palabras él quiere ver actitudes, hechos, cosas concretas donde demostremos lo que le decimos. “Señor, Señor” no alcanza para Él, se requiere hacer lo que él nos pide que hagamos.