Uno de los rasgos más importantes de nuestro cerebro primitivo es su sesgo de negatividad.

Su principal objetivo es mantenernos seguros, a salvo, es por esto que está más interesado en lo negativo que en lo positivo.

Esta cualidad del cerebro está destinada a detectar el peligro, aunque en estos tiempos no exista riesgo de que nos coma un diente de sable o nos aplaste un mamut, cuando la vida era mucho más peligrosa esta cualidad era de vital importancia, ya que lo que nos jugábamos era la vida, por lo que actuar de forma rápida era vital.

Como digo en la actualidad no existe ese riesgo y la mayoría de nosotros no nos enfrentamos a la muerte a diario.

Es por culpa de este sesgo de negatividad implantado en el primitivo que nos encontramos continuamente en alerta, en tensión, estresados aunque la realidad manifieste otras cosas.

Si te preguntas por qué a pesar de tener un negocio una familia y que la vida te vaya bien, sigues teniendo esa necesidad de enfocarte en lo que se te ha escapado y como que parece que nunca tienes suficiente, viene de ahí, de ese sesgo de negatividad implantado en el primitivo.

Esto nos lleva muchas veces a comparar nuestra vida, sin darnos cuenta de que siempre va a haber alguien con más dinero, con más éxito, más formación y mejor calidad de vida que nosotros, además cuando estamos empezando un negocio, por ejemplo,  tendemos a compararnos con aquellos que tienen grandes resultados, que ya llevan tiempo en ese proyecto, que están en la cima, que tienen lo que nosotros queremos, lo cual es una comparación muy injusta para ti y que no mereces.