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El 13 de febrero de 2025, la Casa Blanca, circo de payasos con trajes caros y corbatas rojas, anunció un plan que podría desatar una subida generalizada de aranceles en todo el mundo. O, como le gusta decir al ex-presidente Trump, "la palabra más bonita del diccionario": **aranceles**. Sí, palabrita que suena como un perfume francés pero huele a proteccionismo barato y guerras comerciales.
No sabemos aún la magnitud de la tragedia, pero vamos, no es que esto nos agarre por sorpresa. Trump lleva años repitiendo que los aranceles son su fetiche económico, como si fueran una especie de Viagra para la balanza comercial. Y aquí estamos, al borde de un desastre global porque a un tipo le gusta jugar con fuego (y con la economía mundial).
En este artículo voy a explicar por qué los aranceles no van a reducir el déficit de cuenta corriente y cómo este episodio podría ser el clavo final en el ataúd de la globalización económica.
Spoiler alert: no va a terminar bien.
By El ReporteroEl 13 de febrero de 2025, la Casa Blanca, circo de payasos con trajes caros y corbatas rojas, anunció un plan que podría desatar una subida generalizada de aranceles en todo el mundo. O, como le gusta decir al ex-presidente Trump, "la palabra más bonita del diccionario": **aranceles**. Sí, palabrita que suena como un perfume francés pero huele a proteccionismo barato y guerras comerciales.
No sabemos aún la magnitud de la tragedia, pero vamos, no es que esto nos agarre por sorpresa. Trump lleva años repitiendo que los aranceles son su fetiche económico, como si fueran una especie de Viagra para la balanza comercial. Y aquí estamos, al borde de un desastre global porque a un tipo le gusta jugar con fuego (y con la economía mundial).
En este artículo voy a explicar por qué los aranceles no van a reducir el déficit de cuenta corriente y cómo este episodio podría ser el clavo final en el ataúd de la globalización económica.
Spoiler alert: no va a terminar bien.