Jesús siempre tuvo clara su posición en Dios, él sabía a lo que se exponía porque conocía el resultado final. Pudo sostenerse en todo el proceso porque nunca perdió su identidad, su lugar, su posición.
Aunque estabamos muertos en delitos y en pecados tenemos vida juntamente con él. Fue a prepararnos un lugar y nos sentó en lugares celestiales a su lado. Aunque tengamos luchas contra principados y potestades, nosotros peleamos desde una posición superior, desde una posición de reyes.