Un atleta entre durante mucho tiempo para una carrera, con el objetivo de ganarla. Así mismo nosotros como hijos de Dios estamos en una carrera cuya meta es poder llegar a la presencia del Señor como obreros aprobados. El apóstol Pablo en 2 Timoteo 4: 7 dice: He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Este debe ser nuestro anhelo y deseo cada momento de nuestra vida.