El milagro más grande no es la sanidad de las enfermedades, sino que Cristo sea formado en nosotros. Eso se logra permitiendo que Dios lo haga estando firmes en la fe, sin movernos.
El milagro más grande no es la sanidad de las enfermedades, sino que Cristo sea formado en nosotros. Eso se logra permitiendo que Dios lo haga estando firmes en la fe, sin movernos.