Nuestro cuerpo etérico es como un espejo: imita lo que hacemos y lo refleja. En él llevamos todas las cicatrices de los desagrados, desilusiones, heridas, todas las acciones por medio de las cuales hemos disminuido la fe y confianza en la Presencia. Es imprescindible su purificación y devolverlo a su color blanco resplandeciente.
Libro: Diario de El Puente a la Libertad - Arcángel Miguel y Señora Fe.
Ser de Luz: Arcángel Miguel.