Pródigo, aquel que gasta y despilfarra sus bienes. ¿Cuántas veces despilfarramos la gracia de Dios? Aún en esto, el amor de Dios nos alcanza y no tiene límites. Como la canción de la que hablamos, la palabra de Dios es esa lumbrera en nuestros corazones. ¿Qué podemos hacer al respecto? Vivir en esa dicha y bendición.