Si realmente comprendemos que la Biblia es inspirada por Dios, no dejaríamos de leer, meditar, aprender y aplicar lo que el Señor habla en ella, pidiendo dirección por medio del Espíritu Santo.
Si realmente comprendemos que la Biblia es inspirada por Dios, no dejaríamos de leer, meditar, aprender y aplicar lo que el Señor habla en ella, pidiendo dirección por medio del Espíritu Santo.