En ocasiones cuando hablamos o repetimos frases que ya parecen frases hechas para justificar lo injustificable terminamos diciendo pendejadas, que si bien todos tenemos derecho a unas cuantas al día en demasia suelen ser hasta fastidiosas, y más cuando lo que afirman tus palabras no coinciden con la realidad que reflejas, es por ello que deberíamos reflexionar sobre este aspecto.