Al ser creyente en Jesús, tenemos acceso a la familia de Dios. Nos convertimos en uno de los hijos de Dios. Y eso significa que no sólo tienes a tus compañeros creyentes, sino a Dios mismo.
Al ser creyente en Jesús, tenemos acceso a la familia de Dios. Nos convertimos en uno de los hijos de Dios. Y eso significa que no sólo tienes a tus compañeros creyentes, sino a Dios mismo.