Jesús en varias oportunidades pareciera que hacía preguntas obvias. Le preguntaba a un paralítico si quería caminar, a un ciego si quería ver, y así en varias oportunidades les preguntaba a las personas qué querían que él haga con ellas. Hoy sigue Jesús haciéndonos preguntas que parecen obvias, pero no lo son. Lo que para nosotros es obvio, para Dios no lo es. Él nos mira a fondo.
Reflexionaremos juntos para aclarar algunas obviedades que nos ayudarán a descubrir qué queremos realmente de Jesús.