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En el episodio anterior hablamos del silencio. Y precisamente vinculado con eso, en el día de hoy vamos a hablar de uno de los principales enemigos del silencio y al que convocamos muchísimas veces para, una vez más, evitar esos pequeños espacios en blanco entre palabras. Las MULETILLAS.
La muletilla, como sabes, es un elemento que empleamos para ir de una palabra a otra, o de una idea a otra. Es lo que utilizamos cuando no sabemos muy bien qué decir o no encontramos la palabra adecuada, y hace un ruido ensordecedor. Imagina lo que sería comunicarte y mientras lo haces, tener una taladradora de fondo que aparece de vez en cuando.
Las muletillas ensucian. Hacen ruido. Hacen que el mensaje pierda fuerza, efecto. Le quitan luz a lo que dices, te dejan sin armas comunicativas. EMPOBRECEN EL MENSAJE.
Dicho esto, todos somos humanos y por supuesto puede salir algún sonido entre medias de vez en cuando. No pasa nada. No hay que fustigarse ni mucho menos por ello. El problema es cuando la muletilla es una integrante más en nuestra comunicación. Ahí, querido, querida, sí que tenemos que hacer algo al respecto. Es nuestra responsabilidad coger a la muletilla y rescindir el contrato con ella.
¿Y sabes cuál es la criptonita? EL SILENCIO. Sustituir la muletilla por el silencio. Cuando estás presente en lo que dices, es difícil que salga la muletilla. Cuando te detienes en el momento presente y actual, cuando no tienes esa urgencia, es difícil que la muletilla encuentre una fisura por la que colarse.
Enlaces interesantes:
👉Puedes ampliar más información sobre mí y sobre lo que hago en: www.marinaestacio.com
👉Si quieres acceder a más contenidos relacionados con la comunicación personal, puedes seguirme en:
https://www.instagram.com/marina_estacio_comunicadora/
¡Me encantará que viajemos juntos/as por el camino de la comunicación, que, en definitiva, es un camino de vida!
En el episodio anterior hablamos del silencio. Y precisamente vinculado con eso, en el día de hoy vamos a hablar de uno de los principales enemigos del silencio y al que convocamos muchísimas veces para, una vez más, evitar esos pequeños espacios en blanco entre palabras. Las MULETILLAS.
La muletilla, como sabes, es un elemento que empleamos para ir de una palabra a otra, o de una idea a otra. Es lo que utilizamos cuando no sabemos muy bien qué decir o no encontramos la palabra adecuada, y hace un ruido ensordecedor. Imagina lo que sería comunicarte y mientras lo haces, tener una taladradora de fondo que aparece de vez en cuando.
Las muletillas ensucian. Hacen ruido. Hacen que el mensaje pierda fuerza, efecto. Le quitan luz a lo que dices, te dejan sin armas comunicativas. EMPOBRECEN EL MENSAJE.
Dicho esto, todos somos humanos y por supuesto puede salir algún sonido entre medias de vez en cuando. No pasa nada. No hay que fustigarse ni mucho menos por ello. El problema es cuando la muletilla es una integrante más en nuestra comunicación. Ahí, querido, querida, sí que tenemos que hacer algo al respecto. Es nuestra responsabilidad coger a la muletilla y rescindir el contrato con ella.
¿Y sabes cuál es la criptonita? EL SILENCIO. Sustituir la muletilla por el silencio. Cuando estás presente en lo que dices, es difícil que salga la muletilla. Cuando te detienes en el momento presente y actual, cuando no tienes esa urgencia, es difícil que la muletilla encuentre una fisura por la que colarse.
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