En la madrugada del 20 de diciembre de 1989, La Invasión de Estados Unidos a Panamá sorprendió a Alejandro Hubbard en la fiesta de Navidad de su trabajo. Su madre, Libia Torrero, nunca lo volvería a ver. Tampoco encontraría sus restos. En 2016, el gobierno panameño decidió, finalmente, iniciar un proceso que le daría respuestas a los familiares de los desaparecidos. Pero no ha sido fácil. ¿Cómo vive una madre el duelo cuando no tiene a quien velar?