Son cerca de las 10 de la mañana y una cola algo revuelta, pero poco abundante se deja ver en la Plaza de Cuatro Caminos. Los oficiales y “organizadores” intentan ordenar a las personas. Está el transeúnte curioso que pregunta “que sacaron” y el precavido que indaga de tras de quien va quien le dio el último y de ahí en adelante investiga tres o cuatro más.