Hay un juego que destruye relaciones… y otro que las hace invencibles.
Sin darte cuenta, podrías estar jugando al primero: culpar, adivinar, avergonzar. Si lo juegas, tarde o temprano, tendrás que pagar el precio.
Pero existe otra manera: un juego donde nadie pierde y el amor siempre gana. ¿Quieres saber cómo jugarlo?