Jesucristo, médico y guardián de nuestras almas, nos dirige su Palabra y nos cura a través de la acción sacramental de la Iglesia, de todo lo que nos inmoviliza para caminar hacia la plenitud de la vida.
Jesucristo, médico y guardián de nuestras almas, nos dirige su Palabra y nos cura a través de la acción sacramental de la Iglesia, de todo lo que nos inmoviliza para caminar hacia la plenitud de la vida.