Los Doce Pasos desinflan el ego. El Quinto Paso es difícil pero necesario para la sobriedad y la tranquilidad de espíritu. La confesión es una disciplina antigua. De no admitir sus defectos sin miedo, pocos podrían mantenerse sobrios. ¿Qué recibimos del Quinto Paso? El comienzo de un auténtico parentesco con el prójimo y con Dios. Librarse del aislamiento, recibir y conceder el perdón; adquirir la humildad; conseguir una visión más sincera y realista de nosotros mismos. La necesidad de la absoluta sinceridad. El peligro de justificarse las faltas. Cómo escoger la persona en quien confiar. Los resultados son la tranquilidad y la sensación de la presencia de Dios. La unión con Dios y con el hombre nos prepara para los Pasos siguientes.