Sucede en
1973. Ralfi Pagan, una de las estrellas jóvenes de la compañía Fania, el chico
de la voz dulce y delicada que era capaz de abrir caminos para la música latina
entre el mundo anglosajón, graba un disco que lo aproxima a lo latino con su
nombre, Ralfi, no Ralph. Y los músicos que lo acompañan son una mezcla de
latinos veteranos y jóvenes del ambiente soul y jazz de Nueva York. El
resultado es brillante. Una maravilla que refuerza el estilo de Pagan, fresco y
juvenil, romántico, pero funk, una voz de soprano con un acento un poco
falsete, y a veces con un tono de silbido que parecía femenino. Ralfi Pagan hoy
en La Hora Faniática.