Los campeones no se hacen, nacen; tú naciste para serlo cuando fuiste engendrado espiritualmente. Nuestra identidad y condición no dependen de nosotros, sino del ADN divino que Él nos ha puesto. ¡Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó!
¿Has visto a un campeón ir perdiendo? Acompáñame a aprender de los campeones cómo es que se afrontan las situaciones adversas en la vida.