Amistad de Monterrey

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En el momento en que decidamos en nuestros corazones rendirnos incondicionalmente a Dios, obedecerle, su voz fluirá en nosotros como un río. El atraso de no poder escuchar su voz se debe a la condición de nuestro corazón, y usualmente está relacionado con el temor. ¿Qué pasa si Dios me pide hacer algo y yo no quiero?
Dios siempre está hablándonos como un Padre. Él nos ama y siempre está enamorado de nosotros. Cristo vino a morir y a resucitar porque quiere estar con nosotros.
Todos queremos ver a Dios haciendo cosas nuevas, pero hay ciertas condiciones para llegar a ver esas nuevas estaciones.
Leer 1 Crónicas 16:7-12
Al Rey David no se le olvidó dar gracias a Dios todos los días, darle alabanza y testimonio de todo lo que ha hecho. El dar gracias es tan importante para Dios que está registrado en el Salmo 78, debido a que Israel olvidó los hechos que hizo Dios. Tenemos esta tendencia de olvidarnos, y Jesús siempre les recordaba a sus discípulos el cuidado de cómo escuchar, porque si escuchamos bien y ponemos atención, más se te va a dar a ti. Está en Marcos 4. Se llama el fruto de escuchar correctamente. Podemos dar fruto sólo por escuchar bien la Palabra de Dios.
Hace 27 años mi esposa y yo teníamos una verdadera hambre por encontrar el propósito de Dios para nuestras vidas. Éramos jóvenes, con buenos trabajos, casa bonita, lago privado, playa, pero algo nos decía que no era suficiente.
Un día el Señor nos mostró un libro pequeño sobre la oración, lo escribió un misionero 250 años atrás, y Dios nos dijo que cuando lo termináramos le daría dirección a nuestras vidas. El problema era que yo no tenía el estilo de vida de ese misionero. Él se daba siempre para Dios. Aquí lo dice la Palabra, en 1 Crónicas 16:11: “Buscad al Señor y su poder, buscad su rostro siempre”. Dice siempre, y cuando dice siempre es siempre. Realmente quiere decir lo que dice. Así que cada página que leíamos mi esposa y yo, el Espíritu Santo nos empezó a convencer.
Un año después terminamos el libro y caímos enamorados de la presencia de Dios. Cuando Dios habla, mejor quédate callado y escucha. Él nos dijo: “Te di la dirección que estabas buscando y los deseos de tu corazón, pero con un extra”.
Días después nuestro pastor quería enviarnos a Ucrania. Yo entendí que eso venía de Dios, podíamos entender que era su voz; su fuego quemó todos los demás deseos y dijimos: ¡Sí!
Había una lista de candidatos y nosotros éramos los últimos, y aunque en la entrevista nos fue muy bien, nos rechazaron por no estar capacitados. Necesitaban gente entrenada para las misiones. Y recordé cuando el Espíritu Santo me dijo: “Ése eres tú, anótalo en tu Biblia”. Yo lo recordé y lo guardé en mi corazón. Semanas después revisaron la lista y todos se hicieron para atrás hasta llegar con nosotros, y nos fuimos a Ucrania; en el camino Dios sanó a mi esposa, porque no podía tener hijos.
Dios nos dio una visión y una profecía que se han ido cumpliendo. Él nos quiere a nosotros. Él es nuestro tesoro, el deseo de nuestro corazón. No pienses que has perdido el destino porque tener una edad avanzada. Si crees, Dios te mostrará una nueva estación de vida. En su vejez, aún ahí darán fruto y deben ser los mejores frutos de nuestras vidas. No te descalifiques con este mensaje.
En Ucrania mi esposa dio a luz a un precioso varón, su nombre es Joshua, que significa Dios es salvación, y entendimos proféticamente que representaría a una nueva generación de niños y jóvenes que servirían a Dios. Pero los médicos cometieron un error y tres semanas después sepultamos a nuestro hijo. Todos nos dijeron que volviéramos a Estados Unidos, menos Dios.
Nuestros corazones estaban quebrantados. Era un tiempo cruel y nos preguntábamos: ¿Es Dios bueno? Porque Él describe su Gloria como amor, gracia, bondad, perdón… Pero Dios nos pidió dar un paso más. Volvimos con los doctores y les dijimos que Dios los ama y nosotros también; los perdonamos. Así que seguimos sembrando, pero con lágrimas.
Recibimos la profecía de que sembraríamos con lágrimas, pero que tendríamos una preciosa semilla, y Dios nos empezó a mostrar huérfanos. Quería que fuéramos padres de ellos y Él los empezaría a sanar. Tomamos 1, 2, 3, 4… niños. Unos habían sido torturados, otros habían sido vendidos como esclavos o golpeados hasta sangrar, abusados sexualmente…, y necesitábamos una casa grande, así que apartamos un tiempo para orar. Pudimos ocupar ese tiempo para recaudar fondos, pero decidimos orar.
Encontramos una casa maravillosa, histórica, con buena ubicación, pero los dueños eran familias de espías. Me advirtieron que esa casa era imposible de comprar, y cuando me dijeron eso mi espíritu brincó y dije: “¡Ésa es la casa!”. No teníamos dinero para comprarla, pero nuestro Padre sí tenía el dinero. Él lo empezó a mandar. Tenemos que acordarnos que nuestro Padre es rico, verdaderamente rico. La Escritura nos dice que Jesús se hizo pobre para enriquecernos a nosotros, así que usamos esas riquezas para ayudar a otros. Somos bendecidos para ser de bendición.
En el camino, Satanás envió a un grupo de mafiosos que quería comprarnos la casa, así que nos hicimos a un lado para orar más. Volvieron para ofrecernos más dinero y no querían un no de respuesta. ¿Y sabes qué hice? ¡Orar! Así que oramos más, y a la semana vino otro grupo más grande de la mafia y los echó fuera. Con Dios nada es imposible.
Dios nos dio el resto del dinero de la casa y la renovamos. Llegaron más niños que recibimos y contamos con la bendición del Gobierno de Ucrania que nos apoya hasta hoy.
Nosotros hicimos una elección: Escuchar la voz de Dios y obedecerle. Anduvimos por toda Ucrania haciendo cruzadas y miles fueron convertidos. Dios dijo que ungiéramos a los niños.
Éste es el asunto: Cuando captamos el corazón de Dios se abren los cielos y se mantienen abiertos, y en la medida que sigues cautivando su corazón, tú pasas tiempo con Dios, que es lo más importante.
Él nos quiere, nos extraña, es nuestro tesoro, sabe a dónde vamos y no debemos temerle a su voluntad.
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