Somos instruidos por Dios a regocijarnos, pero ¿cómo hacemos el mandato práctico? "¿Debemos fingir hasta lo que logremos?" Los hijos de Israel fueron ordenados por Dios en preservar varias fiestas, que les ayudó a recordar de la liberación/salvación de la esclavitud en Egipto y su continua presencia en sus vidas. Esta misma práctica de recordar las obras de Dios en nuestras vidas a través de la obra redentora de Cristo y obedeciendo sus mandatos, es el alimento o combustible para nuestro gozo y regocijo.