Hacer resoluciones y establecer metas parece estar en consonancia con ese sentimiento de enero de nuevos comienzos, razón por la cual muchos de nosotros participamos. Pero llegado febrero, a menudo volvemos a los mismos viejos hábitos. ¿Qué sale mal? ¿Por qué abandonamos nuestras resoluciones tan rápido y no alcanzamos nuestras metas año tras año?