Rut 3: Bajo la sombra de Sus alas.
Rut 3:6-13:
Entonces Rut bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Cuando Boaz había comido y bebido, y su corazón estaba contento, se retiró a dormir a un lado del montón de grano. Entonces ella fue silenciosamente, destapó un sitio a sus pies y se acostó. Y sucedió que a la medianoche Boaz se estremeció y se dio vuelta. ¡Y he aquí que una mujer estaba acostada a sus pies! Entonces él le preguntó: —¿Quién eres tú?
Y ella respondió: —Yo soy Rut, tu sierva. Extiende tus alas sobre tu sierva, porque tú eres pariente redentor.
Él dijo: —El SEÑOR te bendiga, hija mía. Esta última acción tuya es mejor que la primera, porque no has ido tras los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía. Yo haré por ti todo lo que tú digas, pues todos en mi ciudad saben que tú eres una mujer virtuosa. Ahora bien, aunque es cierto que yo soy pariente redentor, hay otro pariente redentor más cercano que yo. Pasa la noche y cuando sea de día, si él te redime, está bien; que te redima. Pero si él no te quiere redimir, ¡vive el SEÑOR, que yo te redimiré! Acuéstate hasta la mañana.
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En este capítulo vemos que Noemí se preocupó por el futuro y bienestar de Rut. Conforme a la ley, Rut podría ser acogida y formar un hogar por el pariente más cercano de su esposo. Esta ley fue puesta por Dios para que las viudas no fueran desamparadas y su familia no perdiera la tierra que les pertenece por heredad, pero muchos evitaban cumplir esta ley por razones personales.
Noemí guió a Rut y le enseñó la forma en que debía prepararse para presentarse ante Booz, y así ellas dos recuperarían su herencia en Israel, recibirían protección y sus vidas serían restauradas.
Una vez más Rut escuchó a su suegra y obedeció el consejo. Ella hizo lo que era correcto y buscó el bienestar de las dos. En vez de que ella volviera a su tierra y consiguiera un hombre de su cultura, ella se presentó ante este hombre que era soltero pero de más edad.
Cuando ella se presentó ante Booz para pedirle que la redima casándose con ella, él vio esta acción como algo valioso y admirable, pues ella estaba dispuesta a casarse con él por amor a su suegra y la memoria de su esposo.
En vez de hacer su propia voluntad y deseo, ella consideró mejor la voluntad de Dios, pues vio cómo Dios la estaba bendiciendo, poniendo una gracia especial sobre ella ante la gente, poniéndola a trabajar en un campo de un pariente sin ella saberlo.
Ella entendió que sus acciones estaban siendo dirigidas por Dios y que ahora tenía la oportunidad de que su vida cambiara, que su estatus de viuda pobre podría cambiar, que su afrenta por las calamidades vividas y aun como extranjera podría cambiar de la noche a la mañana.
Qué ejemplo a seguir tenemos en Rut. Alguien que no se dejó llevar por sus impulsos, que decidió hacer lo correcto, que puso el bienestar de otros como prioridad en su vida, que enfrentó sus tragedias con valentía y seguía caminando hacia ese destino desconocido porque confiaba que las cosas se pondrían mejor más adelante si continuaba haciendo lo que debía hacer en su responsabilidad con Noemí. Rut era una mujer optimista y valiente. Su perseverancia, constancia, dedicación y abnegación hizo que se ganara un espacio en el corazón de Booz, su pariente lejano. Él, en vez de sentirse presionado e incómodo por la declaración de matrimonio de Rut, se sintió aludido, privilegiado por esa acción de ella. La señal de aceptación era poner el manto con que se cobijaba el hombre sobre la mujer, así como una madre pájaro cubre y protege con sus alas a sus pajaritos. Es por eso que ella le pidió que la cubra bajo la sombra de sus alas.
Esta expresión la usó David cuando oraba a Dios. Él sabía que bajo la presencia de Dios él estaría seguro, protegido porque es Dios el que cambia nuestro destino, devuelve la dignidad a...