Rubio de ojos azules, majo, buena persona, humilde como Matías, buen actor, el yerno que todas las madres quisieran para sus hijas. Un ascazo de persona perfecta en todo lo que hizo y que a todo el mundo, salvo a Pendergast, cae bien. Así era nuestro Paul Newman, el mejor comedor de huevos cocidos de la historia del cine, galán, héroe, espía, juez psicópata, ligón, mafioso irlandés o bribón estafador. Te queremos, Paul.
Sr. Lobo, Miriam y Katxan