El optimismo y la felicidad están estrechamente entrelazados. Ser optimista implica tener una visión positiva del futuro y una creencia en nuestras propias capacidades para superar los desafíos. Esta actitud optimista no solo nos ayuda a enfrentar los obstáculos con resiliencia, sino que también fomenta un sentido de esperanza y alegría en nuestras vidas.