Era mi alumna. Pero también era mujer. Segura, directa… y peligrosa. Me retó con su inteligencia y me atrapó con su mirada. Y cuando decidió cruzar la línea, ya era demasiado tarde para retroceder. Una historia intensa entre deseo, poder, y un juego donde nadie es inocente. Algunas lecciones no se aprenden en clase… se descubren a puerta cerrada.

Vivía justo debajo de mí. Casada. Discreta. Silenciosa… hasta que una noche tocó mi puerta. Lo que comenzó con un poco de hielo… terminó por encender un fuego que ninguno de los dos pudo apagar. Una historia de deseo prohibido, contención rota y cuerpos que se reconocen en la oscuridad. Porque a veces, lo más cercano… es también lo más peligroso.

Nunca debí enamorarme de ella. Casada, reservada, correcta. Pero bastó una noche, una lluvia inesperada y un solo beso… para que la historia cambiara. Una historia prohibida, intensa y emocionalmente peligrosa. Porque cuando el deseo se encuentra con la culpa… el placer puede doler, y doler delicioso.

Dos desconocidos. Un tren. Una conversación cargada de tensión… y una decisión que lo cambia todo. No sabíamos nuestros nombres, pero sabíamos exactamente lo que queríamos. Un vagón vacío, un destino cualquiera, y una noche que no se repitió… pero que nunca se olvidó. El deseo, a veces, viaja en silencio.

Ella era perfecta. Misteriosa, elegante… y peligrosa. Se convirtió en mi asistente, pero desde el primer día, supimos que la relación no iba a ser solo profesional. Un juego de poder y deseo, de silencios que provocan y miradas que prometen más de lo que dicen. Porque algunas mujeres no buscan permiso. Solo buscan… respuesta.

Cinco años sin verla. Y sin embargo, bastó un cruce de miradas en un salón de conferencias para que todo volviera a arder. Una noche. Una habitación de hotel. Y una historia que aún no había terminado. A veces, el pasado regresa no para repetirse… sino para completarse. Una entrega intensa, nostálgica y profundamente sensual.