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El dr. Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia, ha probado que preferimos el dolor al aburrimiento. Encerró a un grupo de voluntarios en habitaciones vacías con un aparato que al encenderse causaba leves descargas eléctricas. Al cabo de los 15 minutos la mitad de los participantes, en su mayoría varones, lo encendieron y comenzaron a infligirse calambres. Reconocieron que lo hicieron porque preferían hacerse daño a aburrirse.
By Radio 5El dr. Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia, ha probado que preferimos el dolor al aburrimiento. Encerró a un grupo de voluntarios en habitaciones vacías con un aparato que al encenderse causaba leves descargas eléctricas. Al cabo de los 15 minutos la mitad de los participantes, en su mayoría varones, lo encendieron y comenzaron a infligirse calambres. Reconocieron que lo hicieron porque preferían hacerse daño a aburrirse.