Semilla que se multiplica

Dios no solo quiere salvarte… quiere formarte, fructificarte y usarte. Una semilla no fue creada solo para crecer: fue creada para multiplicarse.

Cuando recibes la Palabra en un corazón dispuesto, el Espíritu Santo hace la obra: te transforma, te afirma, te hace dar fruto, y luego te convierte en instrumento para otros. ¡No es por tu capacidad, es por Su poder!

📖 2 Corintios 9:10 dice que Dios da pan al que come (lo que necesitas para ti) y semilla al que siembra (lo que usarás para bendecir a otros). Si solo recibes, Él te sustenta. Pero si estás dispuesto a dar, ¡Él te multiplicará!

Como una semilla de maíz que produce cientos más, tu testimonio, tus palabras, tus dones, tus oraciones pueden ser semilla de vida para muchos. Dios no bendice al que guarda la semilla en el bolsillo, sino al que la siembra con amor y fe.

No te enfoques solo en crecer tú. Permite que tu vida sea buena tierra, y deja que Dios use lo que tienes para formar discípulos, levantar vidas y extender su Reino.

“Dios me entrena, yo me entrego.”

“No fui llamado a acumular, fui llamado a multiplicar.”

“No soy yo… es Cristo en mí.”

Isaías 61:1-3

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.