Ser Marrón
Una mañana muy fría, me encontraba medio dormido o medio despierto y pude ver una persona muy extraña: Estaba vestida de color marrón, su pelo era marrón, sus ojos y su piel también lo eran. Me acerqué y le pregunté como se sentía, a lo que me contestóque estaba sin deseos ni metas hacía mucho tiempo. Entonces mi consejo fue que en algo tenía que depositar sus expectativas por pequeñas que sean y que solo tenía que intentarlo. A sus espaldas pude ver una escalera en espiral y le dije que podía comenzar deseando subir esa escalera y llegar a su cima. Eso le haría ver las cosas de una manera diferente. Me miró y se le dibujó una sonrisa medio rara, entre feliz y burlona, pero cuando se dio vuelta pude observar que su saco había empalidecido. Cuando se acercaba a la escalera su paso se aceleraba cada vez mas y en el momento que pisó su primer peldaño, su zapato derecho se hizo de color marrón claro y a medida que subía cada parte de si se tornaba color crema y al acercarme pude escuchar que acompañaba en cada paso algo así como un rezo o una canción: “anhelo, ansío, anhelo, ansío…”.
Cuando llegó al primer descanso me gritó con mucha alegría que si logró llegar hasta allí, podría llegar hasta el próximo y comenzó a saltearse escalones dando saltos como un bailarín. Llegó muy rápido a su cercano destino y desde el borde me saludó y gritó: “¡Sigo!”. Fue en esos instantes que todo su aspecto era de color crema muy claro, similar al blanco y cuando hubo llegado al tercero y al cuarto descanso ya no podía distinguir bien los colores pero tornasolaba entre los del arco iris y en el afán de lograr el objetivo, su subida fue como una rayo y en los descansos quinto y sexto comenzó a despedir una luz muy brillante y de repente su utopía llegó al cielo envuelto en un dorado que me hacía confundir con el sol. La escalera se desintegró como si fuera una tormenta de arena y como si alguien estuviera a mi lado escuché en mi oído derecho un placentero “Gracias”.