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Hoy exploraremos la significativa imagen del cordero en el contexto del evangelio y cómo esta metáfora revela verdades profundas sobre el sacrificio de Jesucristo por nosotros.
La pregunta clave es: ¿Por qué el cordero de Dios? Para comprender completamente esta imagen, debemos remontarnos a las Escrituras y examinar su significado a lo largo de la historia del pueblo de Dios:
En Génesis 22:7-8, vemos cómo Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, pero en su lugar, Dios proporcionó un cordero como sacrificio. Este acto anticipó el sacrificio supremo de Jesucristo en la cruz, donde se ofreció como un cordero sin mancha por la humanidad.
En Éxodo 12:3-13, el cordero de la Pascua simboliza la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Jesucristo se identifica como el cumplimiento final de esta imagen, siendo el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Levítico 5:5-6 y Números 28:3-4 nos hablan de los sacrificios de expiación ofrecidos según la ley de Moisés. Estos sacrificios prefiguran el sacrificio final y completo de Cristo en la cruz, que nos redime y reconcilia con Dios.
Isaías 53:4-12 describe al Siervo Sufriente, que fue herido por nuestras rebeliones y llevado como un cordero al matadero. Jesucristo cumplió esta profecía al sufrir y morir en la cruz por nuestros pecados.
Hebreos 9:11-14 nos revela que la sangre de Cristo, el Cordero perfecto y sin mancha, tiene el poder de limpiar nuestras conciencias de todo pecado y darnos acceso a Dios.
Apocalipsis 5:4-6 nos presenta una visión del Cordero de Dios, que es digno de recibir adoración y honor por su sacrificio redentor.
En resumen, la imagen del cordero en el evangelio nos recuerda el sacrificio perfecto de Jesucristo en la cruz, que nos libra del pecado y nos reconcilia con Dios. Es un recordatorio poderoso del amor incondicional de Dios y de su provisión para nuestra salvación.
Únete a nosotros en nuestro próximo episodio mientras continuamos explorando las profundidades del evangelio y cómo su mensaje transforma nuestras vidas.
¡Hasta la próxima vez en nuestro próximo episodio con Henry Clay!
By ElDiscipulado.com5
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Hoy exploraremos la significativa imagen del cordero en el contexto del evangelio y cómo esta metáfora revela verdades profundas sobre el sacrificio de Jesucristo por nosotros.
La pregunta clave es: ¿Por qué el cordero de Dios? Para comprender completamente esta imagen, debemos remontarnos a las Escrituras y examinar su significado a lo largo de la historia del pueblo de Dios:
En Génesis 22:7-8, vemos cómo Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, pero en su lugar, Dios proporcionó un cordero como sacrificio. Este acto anticipó el sacrificio supremo de Jesucristo en la cruz, donde se ofreció como un cordero sin mancha por la humanidad.
En Éxodo 12:3-13, el cordero de la Pascua simboliza la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Jesucristo se identifica como el cumplimiento final de esta imagen, siendo el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Levítico 5:5-6 y Números 28:3-4 nos hablan de los sacrificios de expiación ofrecidos según la ley de Moisés. Estos sacrificios prefiguran el sacrificio final y completo de Cristo en la cruz, que nos redime y reconcilia con Dios.
Isaías 53:4-12 describe al Siervo Sufriente, que fue herido por nuestras rebeliones y llevado como un cordero al matadero. Jesucristo cumplió esta profecía al sufrir y morir en la cruz por nuestros pecados.
Hebreos 9:11-14 nos revela que la sangre de Cristo, el Cordero perfecto y sin mancha, tiene el poder de limpiar nuestras conciencias de todo pecado y darnos acceso a Dios.
Apocalipsis 5:4-6 nos presenta una visión del Cordero de Dios, que es digno de recibir adoración y honor por su sacrificio redentor.
En resumen, la imagen del cordero en el evangelio nos recuerda el sacrificio perfecto de Jesucristo en la cruz, que nos libra del pecado y nos reconcilia con Dios. Es un recordatorio poderoso del amor incondicional de Dios y de su provisión para nuestra salvación.
Únete a nosotros en nuestro próximo episodio mientras continuamos explorando las profundidades del evangelio y cómo su mensaje transforma nuestras vidas.
¡Hasta la próxima vez en nuestro próximo episodio con Henry Clay!