En la sesión anterior empezamos a revisar los detonadores de heridas, esas circunstancias que al no manejarse de la manera correcta el sujeto puede salir herido herido emocionalmente. Vimos detonadores en la etapa prenatal y la etapa de la infancia.

 

Se recomienda orar al Padre Celestial pidiendo que sea Su Santo Espíritu mostrándonos esas áreas en donde hemos sido heridos y que podamos entregar esos dolores del pasado, como primer paso, nos ayudará mucho el regresar a ver el material e ir haciendo una lista de los posibles detonadores que te afectaron personalmente.

 

Sucesos traumáticos o dolorosos

Pérdidas o tragedias. Muerte de padres (te resientes con Dios) Invalidez por accidentes

Divorcios. Los hijos resienten la separación de los padres, a veces el niño se siente culpable

Humillaciones. Bullying. Maestros abusando de los alumnos

Abusos, injusticias. Problemas e injusticias patrimoniales entre familiares.

Violaciones. Si alguien fue violado sexualmente debe pasar por un proceso de sanar su alma.

Sustos profundos. Si pasaste por algún susto, y hay síntomas como miedos e inseguridades

Entorno difícil.  Problemas económicos sostenidos, crisis familiares

Etapa de adulto (actual)

Cualquier ofensa que te hagan. Todo lo que te sucede y que te afecta negativamente debe tratarse para evitar la formación de heridas.

Cualquier cosa que te produzca queja. Si te quejas es evidencia de una herida.

Si explotas “inexplicablemente” en alguna circunstancia adversa. A veces vamos acumulando dolor y luego se manifiesta en circunstancias que no esperarías que pasara.

 

Síntomas de heridas (Mecanismos de salida)

Si bien algunos de los síntomas que veremos también pueden ser el producto de otras problemáticas como (mente no renovada, la ausencia de comunión con Dios, el no ser salvo, perturbación demoníaca), hoy los estaremos analizando desde el enfoque de las heridas emocionales, ya que la existencia de estos síntomas es un buen indicio de que efectivamente hay una herida pendiente de sanar.

 

 

Falta de Perdón (rencor)

Rencores, odios, resentimiento, sentimiento de pesar, de dolor, o molestia.

Prácticamente todos los traumas acarrean fuertes resentimientos. Algunas veces somos conscientes de ellos; otras veces somos incapaces de señalar las causas. Odia hacia padres

Reconocer el sentimiento de ira contra Dios puede ser una experiencia desconcertante, traumática y es difícil de admitir. Muchas cristianos el resentimiento que tienen es hacia Dios (aun así lo aman, y quieren servirle). Es necesario poner estos sentimientos de rencor en la presencia de Dios y dejarlos allí para que él los lave con su amor. Nuestra ira y resentimiento, que pensamos van a separarnos de Dios, pueden también ser la puerta de una mayor intimidad con Él. A Dios no se le perdona, Dios no peca.

Amargura

Actitud negativa, pesimista, a disgusto con la vida o situaciones en general… sentimiento de que te “fregaron la vida”. Cuando sientes que la vida te debe. Producto de la falta de consolación (pierdes la perspectiva divina de lo sucedido). Se da mucho con nuestras faltas y errores (somos muy auto-exigentes con nosotros mismos, cuando pecas no acudes a Dios y te amargas alejándote del perdón de Dios).

Hipersensibilidad (susceptible a ser herido)

Las personas heridas están en un círculo vicioso porque ahora le han subido el volumen a los receptores para percibir cualquier cosita que pueda tocarle el área dañada, por lo que aún el más mínimo rozón es tomado como un atentado contra su persona, lo cual resulta en más daño y más dolor y más sensibilidad. (Sucede lo mismo en una herida física, el área afectada está sensible y duele cuando la tocan). Suben volumen a tu sensibilidad: “sientes el rechazo cuando nadie te lo está dando por detalles tontos”, “sientes que no te quieren por…”, “sientes que te quisieron dañar…”, “te sientes fea por…[...]